Prensa en alemán: "Latinoamérica retrocederá 15 años por la pandemia"
La prensa en alemán hizo balance de la situación de América Latina en 2020 y sus perspectivas de futuro. Además, dedicó un extenso artículo al malestar de la población en Perú, patente en las protestas de noviembre.
El hambre volverá a ser tema en Latinoamérica
El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung dedica esta semana (11-18 de diciembre de 2020) un extenso artículo a la situación de América Latina: "La pandemia deja al descubierto sin piedad losdéficit de América Latina. No es sorprendente que el coronavirus se haya expandido vertiginosamente por la región a pesar de todas las restricciones y que haya sido más mortal que en el resto del mundo. Ello puede deberse a los infrafinanciados sistemas de salud, que ya en condiciones normales están desbordados. Pero los problemas de Latinoamérica son más elementales. Millones de latinoamericanos no se ganan el pan diario trabajando desde casa, sino en las calles, con empleos ocasionales y trabajo informal. Más de la mitad de los trabajadores latinoamericanos no tiene un empleo fijo. La pandemia sacudió los cimientos de sus vidas y de un día para otro se quedaron sin ingreso alguno.(…)
Y 2020 es solo el principio. El rendimiento económico de Latinoamérica, ya estancado en 2019, caerá este año alrededor del 8 por ciento, más que en cualquier otra región del mundo. (…) Muchos países viven de la exportación de materias primas, productos agrícolas y del consumo interno. No va a haber un nuevo boom de materias primas, como sucedió a principios del siglo. Cuando el mercado local se recupere, será muy tarde para muchos. Muchos contratos de trabajo finalizan ahora, las cajas estatales están bajo presión, y las ayudas para los más débiles peligran. Ya puede predecirse que la pobreza en la región crecerá dramáticamente. A finales de este año, la cifra de latinoamericanos en la extrema pobreza habrá aumentado hasta los 80 millones, 16 millones más que el pasado año. La región retrocederá así alrededor de 15 años. El hambre, que parecía erradicada en la mayoría de países, volverá a ser tema de preocupación y la fractura entre ricos y pobres se hará más profunda.
La desigualdad va más allá del reparto de la riqueza. Eso es algo que se hace patente durante la pandemia. Los pobres se contagian más a menudo y tienen una tasa de mortalidad más elevada, porque su estado de salud normalmente es peor y apenas tienen acceso a buenos servicios médicos. Un problema que suele quedar oculto es el de la educación. Mientras que para las familias bien situadas es posible asumir en casa la educación de sus hijos que van a escuelas privadas, los niños de hogares más pobres quedan casi totalmente privados de la posibilidad de formarse. Estos niños serán presa aún más fácil para el crimen organizado en los próximos años.
La desigualdad creciente entre ricos y pobres también es motivo de preocupación porque en Latinoamérica ya no es algo que se asuma sin más. La joven generación se rebela contra ello. De su frustración por el estancamiento del crecimiento y de la capacidad de consumo ha surgido en los últimos años una ira que se dirige contra las estructuras de poder tradicionales. Tienen en la mira a la clase política, que la mayoría de los países de la región es una minoría privilegiada, en la que la corrupción es endémica. Antes del estallido de la pandemia, hubo disturbios en Chile, Colombia y Ecuador. Las recientes protestas en Perú y Guatemala muestra que en la región prosigue un malestar, que podría estallar en cualquier momento.
En interés de todos los países, Latinoamérica no debería convertirse en un foco de disturbios, sobre todo en interés de Estados Unidos, porque los problemas del subcontinente y sus consecuencias no se combaten con muros y deportaciones. En los próximos años se verá en quién puede confiar realmente América Latina, y si la región sigue decantándose hacia el Pacífico y, por consiguiente, China. Contra la estrategia neocolonial de Pekín, hay que llevar a cabo modelos de desarrollo económico, social y ecológicamente sustentables. En todo ello, Europa juega un rol decisivo. Ninguna región del mundo está más estrechamente ligada histórica y culturalmente a Latinoamérica."
El malestar se pone de manifiesto en Perú
Por su parte, Neues Deutschland dedica un artículo al malestar subyacente en las protestas que durante el mes de noviembre sacudieron Perú: "En Perú hay desde hace años varios conflictos latentes, que se han recrudecido con el estallido de la pandemia. El Gobierno no garantiza protección suficiente para todos, incluso los partidos en el Congreso abogan por priorizar las medidas y ayudas por los intereses personales y de clase. (…) Las protestas, que comenzaron en Lima, la capital, se extendieron rápidamente por todo el país. Muchas de ellas fueron lideradas por mujeres jóvenes.(…) Charo Mendívil, que huyó por persecución política de Perú y reside en Hamburgo con su familia, resume el sentir de muchos compatriotas: 'Me gustaría que los peruanos tuvieran derecho a una educación libre, a la alimentación, vivienda, seguros médicos, medicina, pensiones y salarios y horarios de trabajo justos. También es importante la igualdad entre géneros. La Constitución debería dar a sus ciudadanas y ciudadanos estos derechos. Pero las leyes protegen a empresas, cuyos beneficios acaban en el extranjero, creando así más explotación, hambre y miseria. Me gustaría que todos los países del sur global dejaran de sangrar".
Fuente DW
(cp)
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