Políticas energéticas de Biden se vinculan con negocios del régimen chino y promueven la explotacion
El Representante republicano Bill Johnson, en una dura publicación contra las políticas ambientalistas del presidente Joe Biden, afirmó que las nuevas medidas energéticas y el acuerdo de París, al cual se ha unido recientemente Estados Unidos, implican una colaboración implícita a la violación de los derechos humanos en China por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), aparte de atentar contra el trabajo de millones de ciudadanos estadounidenses.
Entre el aluvión de órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Biden en sus primeros días de trabajo en la Casa Blanca, impulsó una serie de políticas que apuntan a destruir la industria energética de los EE. UU.
Entre las medidas anunciadas, volvió a incorporar a los Estados Unidos al polémico Acuerdo Climático de París, del cual se había retirado el expresidente Donald Trump debido lo perjudicial que sería para la economía estadounidense y lo beneficioso para otras potencias como el régimen comunista chino.
Como parte de las medidas implementadas en defensa del Acuerdo de París, Biden canceló el proyecto del Oleoducto Keystone XL, que, durante la administración Trump, había acordado crear miles de empleos. También se suspendieron los nuevos arrendamientos de tierras estatales para explotación petrolífera y otras medidas que favorecían a la industria.
El objetivo directo de estas acciones es el reemplazo de las energías fósiles por las llamadas “energías limpias”. Incorporar este tipo de energías implica aumentar exponencialmente la dependencia con el régimen comunista chino, dado que es el principal productor mundial de este tipo de energías.
“Casi todos los paneles de energía solar vendidos en la Unión Europea tienen su origen en la oprimida región china de Xinjiang”, dijo el Representante republicano Bill Johnson, en un artículo de NewsMax
Las denuncias de Derechos Humanos anuncian que en la región de Xinjiang se encuentran millones de uigures detenidos de forma ilegal en numerosos campos de concentración que funcionan como centros de trabajo forzado.
En Xinjiang también se encuentra la mayor producción de polisilicio del mundo, y según expertos, cerca del 95% de los paneles solares del mercado contienen ese material extraído de allí.
“En su búsqueda por cumplir los objetivos del Acuerdo de París, los reguladores europeos, los gobiernos y las empresas han optado por hacer la vista gorda ante uno de los abusos de derechos humanos más perversos y omnipresentes en la historia de la humanidad moderna”, afirmó Johnson.
Según las declaraciones del representante, los europeos tienen la delantera en cuanto a políticas verdes, pero Estados Unidos, gracias a la ideología izquierdista del nuevo presidente Biden, no tardará en acompañarlos e inevitablemente con ello vendrá un aumento de la demanda de estos productos a China y con ello aumentará aún más la explotación en los centros de trabajo forzado.
Alemania ya pasó por esta situación y los resultados fueron catastróficos
Un medio digital dedicado a reportar la “transición de energía”, Clean Energy Wire, reportó que la industria de energía renovable en Alemania sufrió una pérdida catastrófica de más del 50% en trabajos en los últimos diez años.
Según el reporte: “La caída del empleo se debe sobre todo al colapso de la industria de la energía solar en Alemania durante la última década, ya que muchas empresas se vieron obligadas a abandonar el negocio gracias a que los competidores más baratos de China acapararon la mayor parte del mercado”.
En resumidas cuentas, las medidas energéticas impulsadas por Biden provocarán un aumento considerable del desempleo al destruir la industria energética local, generará una mayor dependencia de los países productores de petróleo, pero sobre todo una fuerte dependencia del régimen comunista chino y sus productos ligados a las energías renovables, lo que a su vez causará un aumento en la explotación laboral de minorías perseguidas por el PCCh encerradas en campos de trabajo forzado.
El régimen chino, siendo China el único miembro de la comunidad internacional que no tiene que firmar el Acuerdo de París, a pesar de ser el país que más dióxido de carbono emite a la atmósfera, pareciera ser el gran ganador del fanatismo del cambio climático.
Fuente
Andrés Vacca – BLes.com
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