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Moderna diseñó vacuna contra el covid-19 en solo dos días gracias a la tecnología ARNm

Si la farmacéutica tiene éxito estaríamos ante algo más grande que la inmunidad ante el coronavirus: la posibilidad de programar las células a placer.



Mientras los laboratorios trabajan a marchas forzadas para desarrollar una vacuna contra en COVID-19, se supo que la farmacéutica estadounidense Moderna tardó solo dos días en diseñar su propuesta. La velocidad de respuesta es resultado del uso de la nueva tecnología ARNm, pero ¿cómo funciona?


El que podría ser el mayor avance científico de la década fue diseñado en tan solo 48 horas, según reveló un reportaje del New York Times. Eso sí, les tomó más de tres décadas de investigación idear una vacuna contra el coronavirus en tiempo récord.


La vacuna de Moderna está basada en el ARN mensajero, una pieza de ácido ribonucleico que lleva información sobre la secuencia de aminoácidos de una proteína en concreto desde el ADN, lugar donde se almacena toda esa información, hasta el ribosoma, lugar de la célula donde se sintetizan las distintas proteínas. En términos simples, podemos ver el ARNm como un dispositivo USB que usan las células para pasar información de la computadora (ADN) a otro dispositivo, como la impresora (ribosoma).



Conforme avanzaban en la producción de ARN sintético, los científicos se preguntaron si podrían modificar una célula infiltrando una cadena de ácido ribonucleico. Así, podrían engañar a los ribosomas y hacer que produzcan las proteínas que queramos.


En 1990, en los laboratorios de la Universidad de Wisconsin, se consiguió por primera vez “engañar” a los ribosomas de ratones. Eso abrió la puerta para fabricar “anticuerpos para vacunar contra infecciones, enzimas para revertir enfermedades raras o agentes de crecimiento para reparar el tejido cardíaco dañado”, explica el reportaje.


Claro que aplicarlo en un cuerpo humano era más complicado. Por un lado, los científicos no pueden inyectar ARN sintético en las células una por una. Por el otro, suministrar grandes cantidades de ese ARN en la sangre podría desencadenar una respuesta inmune masiva muy peligrosa.


En 2005, Katalin Karikó y Drew Weissman decubrieron una forma de “disfrazar” el ARN sintético frente al sistema inmune. Así, la cadena infiltrada podía recorrer el cuerpo y entrar en las células sin producir reacciones inmunes. Esta tecnología es la base de dos de las vacunas más adelantadas: la de Moderna y la de Pfizer.



Así se programó la vacuna de Moderna en tan solo dos días


En un principio, los investigadores de Moderna solo buscan una forma rápida reprogramar células adultas y convertirlas en células madre. Pronto se dieron cuenta de que tenían algo más grande: el poder de programar el sistema molecular de las células.


Los científicos crearon una especie de “librería” con un conjunto de “implementaciones funcionales codificadas” que les permitiera escribir y diseñar pequeños programas genómicos (el ARNm sintético) de forma rápida y sencilla.


Para lograrlo, primero tuvieron que descifrar cómo hacen los ribosomas para leer y sintetizar las proteínas, así como aprender el “lenguaje máquina” del ARNm. Luego, había que encontrar una manera de escribir las instrucciones que deseamos y “compilarla” en forma de ARN sintético. La mayor prueba de que lo lograron es su vacuna contra el coronavirus.


El 10 de enero de 2020, se puso a disposición pública la primera secuenciación del genoma del SARS-CoV-2. Ahí estaba la descripción de la proteína de espiga que, por sus características particulares, sería el objetivo de la vacuna. La meta es conseguir que las células produzcan dicha proteína, así el sistema inmune podría identificarla y generar inmunidad.



Un grupo de científicos chinos compartió el genoma del coronavirus en este sitio el 10 de enero. Con este gesto comenzó la carrera por al vacuna: le permitió a TODOS los que están ahora desarrollando vacunas comenzar a diseñarlas. https://t.co/rAgSCRN0Fx pic.twitter.com/OR42Slbfaw


— Federico Kukso (@fedkukso) October 5, 2020



A Moderna le tomó solo dos días diseñar la instrucción de ARN que haría a las células producir la proteína de espiga del coronavirus. Sin embargo, aún quedaba la parte difícil y en la que siguen trabajando: comprobar que ese ARNm sintético “enmascarado” puede suministrarse de forma segura y eficaz.


Por tanto, si laboratorios Moderna o Pfizer tienen éxito, su logro sería más grande que prevenir el COVID-19, que ya es bastante. Estarían probando el poder de una tecnología capaz de cambiar la medicina y la industria farmacéutica como lo conocemos.


La vacuna de Moderna mostró un 94.5% de efectividad, mientras que la de Pfizer tiene 95%, según revelaron los resultados de la fase 3.


Fuente

https://www.entrepreneur

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