La electricidad, todo un lujo en Madagascar
"Dejé una vela encendida en mi mesita de noche, pero se cayó y prendió fuego en mi ropa antes de extenderse", dice Raymond Rakotondrasoa examinando los restos de su casa de adobe y paja en Madagascar, donde la electricidad es un lujo.
Este albañil de 70 años tiene suerte de estar vivo.
"Si hubiera sucedido durante la noche, podría haber muerto", cuenta Rakotondrasoa, quien ese terrible día de agosto perdió todas sus pertenencias en apenas unos minutos.
Solo el 15% de los 26 millones de habitantes del país tienen acceso a la electricidad.
Los demás, como Rakotondrasoa, dependen de velas, lámparas de aceite y queroseno.
Rakotondrasoa admite que no puede "soportar el olor y los vapores emitidos por el queroseno, y por eso usa velas y una lámpara de aceite".
Su vecina Louise Rasoahelinivo prefiere el queroseno porque es más barato.
"Uso dos velas al día, mientras que un litro de queroseno dura más de un mes", dice la costurera de 70 años.
Las velas cuestan entre 6 y 12 centavos de euro (13 centavos de dólar) en esta isla frente al sudeste de África, en comparación con los 50 centavos por litro de queroseno.
Una diferencia significativa en un país donde dos tercios de la población vive por debajo del umbral de pobreza.
Situación "catastrófica"
El pueblo donde vive Rakotondrasoa, Ambohimasindray, a solamente 20 kilómetros al norte de la capital, Antananarivo, solicitó acceso a la red eléctrica hace casi 20 años pero sigue a la espera de una respuesta de Jirama, la problemática compañía estatal de electricidad.
Una fuente de Jirama explicó a AFP que la solicitud de Ambohimasindray era "demasiado vieja" como para hacer comentarios sobre el tema.
Para Andry Ramaroson, director general del Ministerio de Energía, la situación energética de Madagascar es "catastrófica".
"La tasa de acceso es del 15% y no se ha movido en ocho años", declaró a la AFP.
De acuerdo con el Banco Mundial, Madagascar ocupa el puesto 184ª de 190 países en términos de acceso a energía eléctrica.
Una solución sería reemplazar las obsoletas centrales hidroeléctricas construidas durante el dominio colonial francés, que terminó en 1960.
Según Ramaroson, las autoridades locales son reacias a asumir proyectos de construcción largos y costosos que probablemente se prolonguen más allá de sus mandatos de cinco años.
Mientras tanto, Jirama tiene deudas por unos 400 millones de euros (438 millones de dólares) y opera con una pérdida de 75 millones de euros, según el Banco Mundial.
Durante mucho tiempo la empresa estatal ha sido acusada de mala administración, venta de energía con pérdidas y compra de kilovatios hora a proveedores privados al doble del precio que cobra a los consumidores.
La red de distribución de Madagascar no se ha ampliado en por lo menos cuatro décadas.
El país tiene un tamaño equivalente al de Francia y sin embargo posee apenas 400 kilómetros de líneas de alta tensión y 1.000 kilómetros de líneas de media tensión para distribuir los 417 megavatios generados por año.
La alternativa solar
Jirama tiene pocos incentivos económicos para proporcionar energía a pequeñas aldeas como Ambohimasindray, ya que requieren una gran inversión para poco rendimiento.
"Jirama es un operador que razona en términos de costos y pérdidas", dijo Ramaroson.
Es posible que Rasoahelinivo nunca pueda encender la televisión que le regalaron sus hijos en 1989.
"La electricidad sigue siendo un producto de lujo que sólo los habitantes de la ciudad pueden pagar", dice ella.
Isabelle Ramiadanary, vecina de Rasoahelinivo, decidió apelar a la energía solar, pero su precario panel se rompió después de ocho meses y ahora apenas tiene suficiente energía para cargar teléfonos móviles, por lo que ha vuelto a usar velas y queroseno.
De hecho, la energía solar es una alternativa obvia en un país que disfruta de unas 2.800 horas de luz solar al año.
Según el Banco Mundial, el gobierno cuenta con este potencial para alcanzar su objetivo de proporcionar energía al 70% de los hogares para 2030.
Mientras tanto, el sector privado ha iniciado su intervención en un importante proyecto de energía hidroeléctrica.
Este mes, la firma francesa de ingeniería Colas, la noruega SN Power, la compañía local Jovena y la plataforma de inversión Africa50 firmaron un acuerdo para desarrollar una planta hidroeléctrica en el río Ivondro de Madagascar, a 40 kilómetros de la ciudad oriental de Toamasina.
La planta de 120 megavatios, que iniciará sus servicios en 2023, es hasta ahora la mayor inversión del sector privado en el sector eléctrico.
Fuente: AFP
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