En la Trípoli libanesa, la ira de los más pobres enfrentada al naufragio económico
Ahlam afrontó los peligros del mar hace cinco años para llegar hasta Alemania, soñando con una vida mejor.
Pero la muerte de su hijo la obligó a regresar a Líbano donde quedó atrapada en el naufragio económico.
En un ruinoso edificio en el popular barrio de Bab al Tabané, en Trípoli, esta abuela de 54 años habla sobre la situación insoportable en la segunda ciudad de Líbano, entre las más pobres del país.
Ahlam, de negro en señal de duelo, lamenta su suerte: "huí de la pobreza y las privaciones (...) para volver a encontrarlas nuevamente".
Es una de los miles de tripolitanos que se hunden cada vez más en la precariedad, en un país aquejado por una profunda crisis económica y financiera que, en octubre, causó un levantamiento popular inédito.
Con la devaluación de la libra libanesa y una inflación desenfrenada, su poder adquisitivo se ha desplomado: "hay días que lo único que tenemos para comer son sobras".
Ahlam y su marido vendieron sus muebles en 2015 para pagar un viaje a Turquía y después a un traficante para llegar a Europa.
Se embarcaron en una peligrosa travesía marítima a bordo de un barco destartalado, junto a refugiados sirios, sudaneses y afganos.
Llegados a Austria, caminaron hasta Alemania, donde reside uno de sus hijos.
Ella afirma haber llevado durante dos años una "vida digna".
Pero la muerte accidental de un hijo en Líbano obligó al matrimonio a retornar en 2017 para cuidar de su nuera y dos nietos.
"Nos roban"
Empleada doméstica de una familia tripolitana acomodada, cobra 500.000 libras mensuales. Unos 333 dólares antes de la crisis.
Actualmente, con la devaluación, apenas son 100 dólares.
"A veces tengo que endeudarme para comprar pan y aceite", señala Ahlam.
La inflación aumentó 70% entre octubre y mayo.
"Todos los partidos nos roban", acusa Ahlam, aludiendo a los políticos de su ciudad, entre los más ricos del país.
Afirma que está dispuesta a volver a enfrentar los peligros del mar, "para huir de la humillación y la bancarrota", en un país en que el 45% de la población vive en situación de pobreza y 35% está desocupada.
En Trípoli es aún peor.
Según la ONU, en 2015 57% de sus habitantes estaban en situación de pobreza y 26% en grado extremo.
La ciudad es un bastión anti-poder.
La semana pasada hubo grandes manifestaciones por la devaluación de la libra.
La población protesta ante las viviendas de los políticos.
'Desocupados'
En Bab al Tabané, como en el vecino Jabal Mohsen, numerosos edificios están decrépitos, aún con huellas de la violencia que entre 2007 y 2014 asoló a estos barrios populares por las tensiones políticas.
"Pagamos un alto tributo por batallas que no nos incumben", lamenta Abu Mohamed, de 70 años.
Aquí, muchos jóvenes tomaron las armas por dinero.
Les pagaban por combatir.
"Temo que caigan nuevamente en la violencia a causa de la pobreza", añade.
En una esquina, unos veinte jóvenes fuman hachís.
"Aquí es lo único que conocemos.
No hay nada para hacer", dice uno.
Otro añade: "el Estado nos abandonó, estamos desocupados".
Fuente: AFP
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