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El verano descubre el aumento de peso y agravamiento de la obesidad infantil post confinamiento

Las previsiones de los expertos no son muy halagüeñas y calculan un aumento de peso medio de un 5%

Punto de partida


En cualquier caso, tal y como indica el doctor Bellido, del servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol y vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), «el impacto va a ser diferente en cada niño en función de su peso al inicio, su estado de forma física y su ambiente familiar, teniendo en cuenta que estarán más afectados los que antes del confinamiento presentaron mayor peso, peor forma física y tenían ya familiares obesos».


Durante el confinamiento, recuerda Alicia Nieto, del Hospital Casa de Salud (Valencia), en muchas casas se traspasaron distintas «líneas rojas» y aparecieron «conductas y hábitos poco saludables». «Hubo una alteración en los hábitos alimenticios (se comía a deshoras… etc.), y un claro exceso de pantallas, ordenadores, dispositivos móviles.... derivado de estar todo el día metidos en casa. En realidad, se puede resumir en uno que no se tiene muy en cuenta, que es la pérdida de rutinas», matiza.


Movilidad «cero»


Hay que recordar -apunta la doctora Amelia Marti, coordinadora del Grupo de Obesidad Infantil de SEEDO-, «que no había colegios, y que la actividad que se realizaba en la escuela o en las extraescolares dejó de realizarse. No podían salir al parque a jugar, salir con la bicicleta… y los espacios más o menos reducidos en los que se habita conllevaban muchas dificultades para la movilidad. Las pantallas eran más accesibles… y la comida pasó a ser erróneamente entendida como una “distracción”. De hecho, se acabaron la levadura y la harina… y muchas familias empezaron a hacer bizcochos como entretenimiento. La situación, explica Marti, «de por sí anómala, generó mucha incertidumbre y, qué duda cabe, aumentó la tendencia a comer por ansiedad o tristeza y el picoteo a deshoras, sobre todo de carbohidratos y bebidas dulces».


Rebajar el peso en verano


Con todo, recuerda que es «muy importante, si ha existido un incremento de peso, que durante el verano se tomen las medidas para volver al peso normal». Esto no significa, aclara Bellido, «que haya que someter a los menores a una dieta estricta». «Creemos que siguiendo una serie de recomendaciones sencillas, básicas, de sentido común y fácil de implementar, se puede volver al peso anterior».


Sin embargo, como señala la doctora Amelia Marti, coordinadora del Grupo de Obesidad Infantil de SEEDO, «la implementación de estos consejos precisan de un contexto y apoyo familiar adecuado». El eje principal de estas recomendaciones se apoya, por tanto, en la familia, y así lo corrobora también la experta de Casa De Salud de Valencia: «porque los niños imitan lo que ven hacer a sus padres, pero a la vez esto puede ser complicado de aplicar en verano, que es justo el contexto donde más relajamiento en las normas suele haber: se aumenta el consumo de helados, de patatas fritas... y se suele ganar peso también en la época estival».


El papel de la familia


Así pues este año, para asegurar una alimentación sana, «el núcleo familiar es más importante que nunca», apunta el doctor Francisco Tinahones, presidente de SEEDO y jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga), quien reconoce que «el niño, en función de su edad, será más o menos capaz de modificar su actividad diaria, pero todos, incluso los más pequeños, pueden seguir unos hábitos más adecuados con ayuda de sus familias».


La recomendación de la coordinadora del Grupo de Obesidad Infantil de SEEDO, pasa por «controlar la cantidad de la comida, pero también la calidad de la misma y las cocciones más adecuadas. Lo más interesante sería intentar evitar el picoteo y el exceso de pantallas (TV, consola y ordenador), y procurar un ambiente sereno durante las comidas familiares».


En esas ingestas Marti recomienda que las familias «incluyan legumbres, arroz o pasta pueden, sin olvidar un elevado consumo de verduras y frutas». En este sentido y para que sirva de guía, Alicia Nieto, del Hospital Casa de Salud (Valencia) recomienda volver al conocido como plato Harvard, que es aquel plato que contiene un 50% de fruta y verdura, un 25% de cereales integrales y un 25% de proteína saludable”.


Actividad física


Pero, sobre todo, remarca Marti, «además de comer ordenadamente, que retomen la actividad física perdida durante tanto tiempo. Recordemos que en principio, si no hay ningún valor de salud comprometido seriamente (azúcar en sangre, etcétera), el criterio no es que pierdan peso gracias a una dieta, sino que mejoren los hábitos que hayan empeorado. Que hagan ejercicio físico vigoroso y exigente, competitivo».


De ahí que en estos meses antes de comenzar el colegio, concluye Bellido, «cobre trascendencia el realizar una buena planificación del día, empezando por tener unos horarios definidos, una planificación de la dieta de forma que esta sea nutritiva, divertida y saludable y combinar la actividad intelectual con la forma física y el ocio sin dejarnos llevar por el ocio sedentario sean claves para volver a la normalidad».


Fuente ABC


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