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Disminuye la esperanza de salvar a la vaquita marina de la extinción


El Mar de Cortés, también llamado Golfo de California, ubicado entre la parte continental de México y la península de Baja California, es uno de los mares con mayor diversidad biológica de la Tierra.


Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), es hogar de más de 900 especies de peces y alberga una amplia variedad de animales endémicos. Una de esas especies endémicas es la vaquita marina (Phocoena sinus), el cetáceo más pequeño del mundo (hasta 1,4 metros de largo).

La vaquita es también el cetáceo en peligro de extinción más amenazado del mundo: Los investigadores estiman que quedan entre seis y 22, pero muy probablemente no más de 10.

En marzo pasado, la Armada Mexicana sacó otro espécimen muerto del agua.


“No creo que podamos salvar a la vaquita”, dice Francisco Gómez Díaz, director ejecutivo del Museo de Ciencias Marinas y Ballenas de Baja California Sur, quien durante años ha luchado para salvar a la especie de la extinción en la región del Alto Golfo donde viven los últimos ejemplares.

Pero Gómez Díaz y su equipo se han visto obligados recientemente a abandonar la zona.


“Trabajar en la conservación de la vaquita se ha convertido en un peligro”, dice el director.


“El crimen organizado ha superado a las autoridades, y el gobierno federal no puede garantizar nuestra seguridad.”


La región del Alto Golfo de México ha pasado de ser una zona rural pacífica de pueblos pesqueros, a ser una zona de conflicto entre los pescadores clandestinos y las autoridades mexicanas, lo que complica aún más el panorama de salvación de la especie.


Víctimas de la caza incidental

Desde 1966 la vaquita marina fue incluida en la lista de especies en peligro de extinción crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).


Dado que comparte hábitat con la totoaba, una especie de pez cuya vejiga es utilizada en la medicina tradicional china, en ocasiones la vaquita marina cae en las redes de pesca destinadas a totoabas.


Cabe mencionar que la pesca de totoabas continúa a pesar de ser ilegal según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

En mayo de 2015, el gobierno mexicano prohibió todas las redes de pesca en la zona donde viven las últimas vaquitas, y estableció un refugio marino para la especie como plan de rescate.


El gobierno compensó a los pescadores afectados por sus pérdidas financieras.


Sin embargo, con la entrada del nuevo gobierno el pasado mes de diciembre, el apoyo financiero ha tardado en llegar, y muchos de ellos han tomado cartas en el asunto por cuenta propia.


“En este momento, tanto pescadores legales como ilegales están trabajando en el Alto Golfo, dentro y fuera de la zona de veda”, dice Jorge Urban Ramírez, biólogo marino de la Universidad Autónoma de Baja California Sur en La Paz. Desde 2015, la población de vaquitas se ha reducido cada año aproximadamente a la mitad.


Una reserva marina es insuficiente

Lejos de salvar a la especie, la prohibición ha propiciado el comercio ilegal y rentable con totoabas.


En pocas palabras, esta medida ha devastado la región y sus comunidades: “La situación es peor que nunca, hay pescadores ilegales en todas partes”, dice Lorenzo Rojas-Bracho, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en Ensenada, uno de los líderes en la conservación de la vaquita.


“Ya no hay gobierno en el Alto Golfo. El crimen organizado de China y México se ha apoderado de todas las pesquerías”.


De acuerdo con la ONG Earth League International, la vejiga de la totoaba vale entre 20,000 y 80,000 dólares por kilogramo en el mercado negro chino.


Descontrol

A finales de marzo la situación se descontroló: los marines mexicanos capturaron a un pescador ilegal y el incidente derivó en un tiroteo. Dos pescadores resultaron heridos y decenas de pescadores furiosos invadieron la ciudad de San Felipe, incendiando edificios, barcos y vehículos del gobierno mientras exigían justicia por el tiroteo.

Dos puntos de vista

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, los conservacionistas esperaban que el gobierno de izquierda finalmente tomara medidas para implementar la prohibición de la pesca en el refugio de la vaquita.


Hace unos meses, el gobierno publicó su programa “Iniciativa para la Sostenibilidad en el Norte del Golfo de California” que, entre otras cosas, promete combatir la pesca y el tráfico de totoaba, así como apoyar a las comunidades locales con prácticas de pesca responsables y sostenibles.


Según Urban Ramírez, son solo intenciones pues el gobierno no dice cuándo ni cómo lo hará.


Por su parte, Rojas-Bracho mantiene la esperanza: desde un punto de vista meramente científico, la especie todavía puede ser salvada, dice.


“Todos los animales (muertos) que hemos recuperado de las redes pesqueras estaban sanos y tenían el estómago lleno”. Aunque quedan tan pocos animales, el material genético sigue en buenas condiciones, es cuestión de dejar de matarla.



Fuente: Forbes

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