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Destino Glasgow 2020: La carrera continúa


Unos días antes del comienzo de la COP 25 celebrada en Madrid, Gonzalo Muñoz –Champion de la COP 25 y responsable de movilizar la acción climática entre los agentes no estatales- comentaba en una reunión privada con los socios de Forética que, independientemente de las expectativas, noticias y resultados de las negociaciones y decisiones por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil están llamadas a actuar, en el marco establecido por la ciencia. Y es que la verdadera acción climática, decía, en muchas ocasiones es lo que ocurre fuera de la Zona Azul de negociaciones.


Era un llamamiento claro a continuar y reforzar el trabajo y determinación de todos aquellos agentes que ya están avanzando por el camino correcto (el de la ciencia, el de la ambición) y un aviso para los que aún no lo han hecho, a la espera de señales o indicaciones globalmente consensuadas. Todo ello, independientemente de los resultados y acuerdos a los que se llegara tras la COP 25.


Y ahora, unos días después, corresponde hacer balance de lo ocurrido. Han sido más de dos semanas de intenso trabajo (en especial para el Gobierno de España, representado por el Ministerio para la Transición Ecológica, el Alto Comisionado para la Agenda 2030, la Oficina Española de Cambio Climático y la Fundación Biodiversidad – a los que aprovechamos para dar nuestra más sincera enhorabuena-); de ilusión y colaboración de muchos agentes que hemos tenido oportunidad de sumar y movilizar la acción de manera especial durante estos días; de presentación de temas y contenidos realmente interesantes (tanto en la Zona Azul como la Verde) con instituciones, empresas y sociedad civil aportando demostrativos del compromiso y ambición que existe en España.


Finalmente, los resultados de las negociaciones, si bien de alguna forma esperados –teniendo en cuenta la complejidad de los asuntos a definir y el posicionamiento ya conocido de algunos países respecto a ciertas cuestiones-, no han estado a la altura de la ambición y la urgencia necesaria para revertir la tendencia actual de emisiones, tal y como explican los datos y evidencias incluidos en el informe Emissons Gap 2019 de Naciones Unidas. Y desde luego, tampoco han respondido a las demandas del sector empresarial que planteaba el WBCSD.


Lo que desde luego sí fue una buena noticia, fue la presentación del Green New Deal por parte de la Comisión Europea. El acuerdo de sus Estados miembros para que la UE se convierta en carbono neutral para 2050 junto con el plan de acciones concretas a desarrollar en los próximos años, demuestra un fuerte liderazgo para poner la acción climática en el centro de la formulación de políticas europeas y el crecimiento económico.


COP25 resumen de resultados


Las principales ideas y conclusiones (algunas positivas y otras no tanto) que extraemos de esta COP 25, son las siguientes:


  • Ambición. Para cumplir el Acuerdo de París y alinear los objetivos con lo que determina el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en su informe especial 1,5, se acuerda que los países actualicen y presenten compromisos de reducción de emisiones (NDC, por sus siglas en inglés) más ambiciosos para responder a la emergencia climática antes de finales de 2020. De hecho, durante la COP se ha anunciado ya que 73 países se han sumado a la Alianza para la Ambición del Clima, lo que indica su intención de trabajar para mejorar sus NDC.

  • Mecanismos de mercado. Si bien ha sido uno de los temas más debatidos, puesto que se pretendía avanzar en Madrid sobre las reglas para establecer los mecanismos de un sistema mundial de comercio de emisiones -desarrollando el Artículo 6 del Acuerdo de París-, los acuerdos han quedado suspendidos por segunda vez y será discutido en la COP 26 en Glasgow. Será necesario entonces que se determinen reglas claras que garanticen la transparencia, la rendición de cuentas, eviten la doble contabilización y, lo que es más importante, mantengan la integridad ambiental, como aspectos fundamentales para crear la confianza del mercado necesaria para desbloquear la inversión, la ambición y una mayor mitigación.

  • Océanos y suelos. Se reconoce la importancia de los océanos en el sistema climático y como respuesta a los informes especiales del IPCC publicados durante 2019, la Convención de Clima celebrará un diálogo de océanos y otro sobre usos del suelo en junio de 2020. El texto final destaca también la importancia de las soluciones basadas en la naturaleza para ayudar a cumplir el objetivo del 1,5°C y la necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad y la lucha contra el cambio climático con un enfoque integral.

  • Género. Se ha formulación de un nuevo Plan de Acción de Género, vigente hasta 2025 –año en que se revisará-, que incorpora además referencias a los derechos humanos y a la transición justa, señal del papel central de la agenda de género en las políticas de mitigación y adaptación para hacer frente al cambio climático.

  • Transición justa. La COP25 reafirma el mandato del Acuerdo de París de tener en cuenta “los imperativos de una reconversión o transición justa de la fuerza laboral y la creación de trabajo decente y de empleos de calidad” con el lanzamiento de la iniciativa Acción Climática para el empleo. Tal y como establece la OIT, “transición justa significa protección social, lucha contra la pobreza, creación de muchos más empleos de los que se destruyen, formación continua y lucha contra todas las formas de discriminación y desigualdad social”

  • Pérdidas y daños. El acuerdo contempla dar directrices al Fondo Verde del Clima para que, por primera vez, destine recursos frente a las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos. Supone ampliar el ámbito de financiación de este Fondo más allá de las acciones de mitigación y adaptación. Insta a los países desarrollados a que proporcionen recursos financieros para ayudar a los países en desarrollo. Además, se ha creado la Red de Santiago que permitirá aportar asistencia técnica de organizaciones y expertos a países vulnerables para mejorar su capacidad de respuesta. Esta era una de las cuestiones más demandadas por los pequeños Estados insulares que sufren de manera más directa los impactos del cambio climático.

El mero hecho de que finalmente se haya celebrado esta COP –a pesar de las dificultades- es considerado por muchos como una muestra de la vigencia del multilateralismo como instrumento para responder a los desafíos globales, fundamental en este momento.


  • Agentes no estatales. Se reafirma el reconocimiento de la importancia del rol de las empresas, las ciudades y las regiones y estados en la acción climática a través de la Alianza de Marrakech para la Acción Climática Global. Así como el desarrollo de otras iniciativas como la Alianza para la Ambición del Clima o la Business Ambition 1.5, a través de las cuales estos agentes favorecen que se eleve el listón para la acción climática. Durante la COP, se anunció que ya son 177 las empresas a nivel mundial comprometidas con el 1.5°C, el doble de las que se presentaron en la cumbre de la ONU en septiembre.

¿Y ahora qué?


Los gobiernos deberán continuar sus trabajos de negociación y consecución de acuerdos. Por delante tienen un intenso y determinante año (con las reuniones de Bonn del 1 al 11 de junio y los acuerdos que se consigan en la cumbre del G20) hasta la cita en Glasgow del 9 al 20 de noviembre de 2020, en la que todos los asuntos deberán quedar cerrados, con el máximo nivel de ambición y alineamiento con la ciencia posible.


Pero no sólo los gobiernos han de hacer su parte. Este año, desde hoy mismo, las empresas tienen un rol más importante que nunca. Como dice María Mendiluce, directora del área de cambio climático del WBCSD, en el mensaje a la comunidad empresarial “es necesario reconstruir el impulso y aumentar la ambición y apoyar la ambición de los países en el período previo a la COP26 en Glasgow en 2020. Necesitamos liderazgo empresarial para tomar objetivos y acciones que coincidan con la ciencia y comunicar esta acción entre las partes interesadas y las cadenas de valor para acelerar nuestra transformación a un mundo bajo en carbono y seguro para el clima”


(*) Ana Herrero, Directora de Proyectos y Servicios de Forética y Directora del Clúster de Cambio Climático

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