Condenan a casi 9 años de cárcel al expresidente del banco vaticano
Angelo Caloia, máximo dirigente del Instituto para las Obras de Religión entre 1989 y 2009, se apropió junto a su abogado de buena parte del patrimonio inmobiliario del organismo
El Vaticano sigue con la limpieza de sus finanzas, que tantos escándalos han provocado históricamente. El tribunal del pequeño Estado condenó este jueves a Angelo Caloia, expresidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR, la banca de la Santa Sede), a su abogado, Gabriele Liuzzo, y al hijo de éste, Lamberto Liuzzo, por los delitos de apropiación indebida y blanqueo de dinero.
A Caloia, de 81 años y que estuvo al frente del IOR durante 20 años (1989-2009), y a Liuzzo, de 97, les cayeron 8 años y 11 meses de cárcel a cada uno, además de una multa de 12.500 euros, mientras que la pena para el hijo del letrado fue de 5 años y dos meses de prisión y una multa de 8.000 euros. En el origen del delito está la venta fraudulenta de buena parte del patrimonio del IOR entre 2001 y 2008, lo que habría provocado pérdidas millonarias al banco. Por eso los condenados deben indemnizar a este organismo y a la sociedad inmobiliaria Sgir, controlada por el IOR, con 23 millones de euros, que ya han sido bloqueados en sus cuentas corrientes.
Pese a tratarse de un cargo ambicionado por los expertos en finanzas por su influencia y visibilidad, el de presidente del IOR es un puesto en cierta forma maldito. No hay que olvidar que el antecesor de Caloia fue el arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, conocido como el 'banquero de Dios' por su inmenso poder. Marcinkus se vio envuelto en el escándalo de la bancarrota del Banco Ambrosiano, cuyo presidente, Roberto Calvi, acabó ahorcado bajo un puente de Londres, presuntamente asesinado por la mafia.
El juicio contra Caloia y los Liuzzo, que quedan inhabilitados para ejercer cargos en el Vaticano, comenzó en mayo de 2018. Según la acusación, los tres condenados se habrían apropiado de buena parte del patrimonio inmobiliario del IOR vendiéndoselo a bajo precio a ellos mismos a través de una intrincada cadena de sociedades, algunas de ellas localizadas en paraísos fiscales. Se hicieron así con la mayor parte de los inmuebles del banco, en especial las viviendas de lujo ubicadas en Roma y Milán.
Ha sido determinante en el proceso la colaboración de las autoridades suizas, pues dos de los imputados habían depositado en bancos de aquel país el dinero obtenido con sus operaciones fraudulentas.
Fuente
DARÍO MENOR
Corresponsal. Roma
la verdad.es
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