Rodolfo Rosas: pionero en el desarrollo sustentable de Quintana Roo
Hombre de familia e ingeniero civil de profesión, Rodolfo Rosas es un testigo privilegiado, ya que desde hace 35 años mira de cerca el crecimiento de Cancún, Playa del Carmen y ahora Tulum, localidades en las que ha aportado más que un granito de arena.
Rodolfo Rosas es una pieza fundamental en el ámbito inmobiliario ya que forma parte del selecto grupo de empresarios y desarrolladores yucatecos que han expandido su experiencia a la zona de Quintana Roo.
A mediados de la década de los 80 se integró a los proyectos de infraestructura hidráulica en Cancún, considerados los cimientos del paraíso turquesa que hoy recibe visitantes de todo el mundo.
“Posteriormente, a finales de los 90, me enfoqué a proyectos de infraestructura en Playa del Carmen, y a partir del 2000 se disparó el desarrollo inmobiliario del estado, con registros de crecimiento de hasta 25% anual”, evoca Rosas.
En ese momento, Rosas decidió apostar por proyectos de gran escala. En Playa del Carmen, por ejemplo, propuso la creación de un nuevo centro urbano, el cual está en proceso y permitirá la expansión planificada de la ciudad.
Rosas recuerda que sus primeras visitas a Playa del Carmen significaron ver a una pequeña población de 4 mil habitantes; hoy son 250 mil.
Con ese historial, se expandió con su empresa Grupo R4 y fundó junto con sus socios de Mayazama en Tulum, un lugar de cuyo potencial se empezó a hablar desde hace diez años.
“Vimos que era un destino interesante para crear un concepto diferente. Veníamos de ver un gran crecimiento, pero también cómo se desbordaba la densidad de algunos centros turísticos, como Cancún”, contrasta Rosas.
El ingeniero, en compañía de sus cuatro hijos y de su grupo de socios desarrolladores, forman parte de este importante eslabón inmobiliario.
Lo que inició hace 35 años, con los primeros proyectos de desarrollo en la región, hoy se convierte en una oportunidad para aportar todo este conocimiento al beneficio de esta parte del país.
“El gran reto es crear una sociedad en convivencia entre las personas, consciente de la sustentabilidad y respetuosa del medio ambiente”
Un proyecto fascinante: Aldea Zama
Ahora, el objetivo no sólo conlleva un tema de infraestructura y planeación urbana, sino que todo esto va ligado al perfil del visitante y la experiencia que éste busca en un destino como Tulum.
Así surge Aldea Zamá, un desarrollo en el que predomina la vivienda, cuyo reto va desde el espacio físico -la convivencia de la arquitectura con su entorno- hasta la forma en la que se va a crear comunidad al interior.
Al día de hoy, este proyecto cuenta con una comunidad de colaboradores: arquitectos, desarrolladores, creativos que están dando riqueza y diversidad cultural a la zona.
Lo nuevo en Tulum
“Zamá Desarrollos cuenta con una importante extensión de tierra para la cual se está planeando un proyecto enfocado al destino, en donde se forme una comunidad donde sus habitantes y visitantes puedan vivir una experiencia única”, agrega.
Este nuevo proyecto en Tulum tendrá el objetivo de redefinir el destino por medio de conceptos de bienestar integral, así como una nueva forma de vida, para un mercado global, impulsando un mejor futuro, orientado hacia el bienestar integral de la mente, el cuerpo y el alma, proporcionando opciones y oportunidades diversas para todos los inversionistas, turistas, prestadores de servicios y población local.
El hecho de construir y generar un destino basado en un estilo de vida definido donde las personas se identifican con una nueva consciencia que engloba pilares como la filosofía, la espiritualidad y lo natural, garantiza su viabilidad.
Un claro ejemplo de esta visión es la implementación de recursos que fomentan la cultura y la educación, como es el caso del primer Green School en Tulum: Un innovador modelo educativo basado en la sostenibilidad que se gesta mediante experiencias de convivencia y respeto profundo a la naturaleza y el medio ambiente.
Al final, reconoce Rosas, también se trata de regresar un poco a esa consciencia de la naturaleza que las ciudades suelen borrar.
Fuente: Forbes
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