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Mexicanos encuentran la forma de desinfectar y reutilizar las colillas de cigarro


Con ellas se fabrican desde macetas hasta hojas de papel, una iniciativa increíble y en pro del medio ambiente.


Dos jóvenes mexicanos encontraron la forma de darle un segundo uso a todas las colillas de cigarrillo que se consumen, evitando que el desecho llegue a contaminar el suelo o el agua y además crean productos nuevos a partir de ellas.


En México hay 14 millones de fumadores que consumen aproximadamente 250 millones de cajetillas de cigarros al año, lo que se traduce en 50 mil millones de colillas.


La mayoría de las colillas no terminan en los cestos de basura, sino en las calles, playas, bosques y otros recursos naturales.



Mediante la aplicación de un proceso biotecnológico con base en un microorganismo, Paola Garro y Polo Benítez, logran degradar la colilla en un 15 por ciento y desintoxicarla al 100 por ciento.


A pesar del reducido tamaño de las colillas, estas contienen sustancias perjudiciales para el medio ambiente que causan un gran impacto.


Una sola colilla está conformada por nicotina, alquitrán, acetato de celulosa e hidrocarburos, así como metales pesados como plomo arsénico y cianuro. Una sola colilla de cigarro puede contaminar hasta 50 litros de agua potable.

Sin embargo, como parte de este procedimiento, las colillas son colocadas en bolsas a las que se agrega un hongo que secreta enzimas que degradan la colilla y las sustancias tóxicas que contienen.


Paola y Polo convocan colectas de colillas en parques públicos, recogen uno por uno los filtros y los guardan en garrafones de PET, para después llevarlas a su laboratorio.


Además al llamado se suman conocidos, familiares, amigos y personas que sin conocerlos, desean ser parte de la iniciativa.



A partir de su descubrimiento decidieron crear la microempresas Eco Filter, la cual tiene como objetivo reutilizar desechos de forma casera mientras evitan la tala y la contaminación de mantos acuíferos.

‘’Queremos hacer una revolución del papel. No cambiar la manera de hacerlo, sino el material con el cual se hace’’, comenta Polo.


Aunque encontraron que en otros países existían iniciativas similares, se dieron cuenta de que no sabían qué hacer con los desechos después de haberlos recolectado, aún cuando se trata de residuos tóxicos.


En México, por ejemplo, no existía ni siquiera la conciencia o educación de que requieren un manejo especial.


Colombia en el proyecto.

Cuando la tesis de Polo fue publicada su hallazgo cobró cierta fama, sin embargo su grupo pronto se disolvió y el proyecto se detuvo debido a que uno de los miembros de su equipo se mudó y la última integrante se concentró en sus estudios de maestría.



Polo comenzó a trabajar como especialista de aguas residuales dentro de una fábrica automotriz, donde se dedicó a tratar y remediar el agua utilizada durante la fabricación de las carrocerías.

Cuatro años después y sin esperarlo, Polo recibió un llamado por LinkedIn. Tatiana y Santiago, dos emprendedores colombianos, habían escuchado sobre el proyecto, leyeron su tesis y ahora querían reciclar colillas usando el mismo método en su ciudad.


El joven no lo pensó demasiado y decidió renunciar a su empleo, compró un boleto de avión a la ciudad de Pereira, en Colombia y junto a su socia viajó al país sudamericano para reunirse con ellos y discutir una alianza estratégica en la que ambos aportarían algo para mejorar la idea.


A partir de esta alianza nació ‘’Mi colilla, nuestra ciudad’’, que en un inicio colocó 60 contenedores para recolección de colillas y en menos de un año aumentaron a 100 puntos en toda la ciudad.



Otra forma de conseguir el material, explicó Paola Garra, es mediante la iniciativa ‘’Colillatones’’ que se realizan en áreas verdes-urbanas del Estado de México y la Ciudad de México, en estos se suman grupos de voluntarios para limpiar las zonas públicas y así recolectar colillas.


Una vez recolectados los materiales, se transforman en diferentes objetos que van desde aislantes térmicos y acústicos, así como 20 o 30 productos derivados de la celulosa, como cajas de embalaje, papel para relleno, cartulinas, cartón corrugado, macetas y bisutería.



Fuente: Nation

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