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Factores de riesgo en la salud de la fuerza laboral


El Sistema Nacional de la Salud en México se fragmenta. En 2016 apenas se le destinó el 5.8% del PIB; de él, solo 3% fue de gasto público. Las familias mexicanas debieron buscan atención médica en el sector privado: 91% fue gasto de sus propios bolsillos.

Los gastos se agravan por enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, enfermedades endócrinas o padecimientos cardiovasculares.


Según Inegi (2016), éstas fueron las principales causas de muerte en el país durante 2015.


La situación nos obliga a pensar cómo contribuir en que todos los mexicanos tengan acceso a los servicios de salud que por derecho les corresponden.


Los empleadores podemos participar fomentando el cuidado de la salud dentro de nuestras organizaciones previniendo y atenuando riesgos, y con ello, ganar colaboradores más productivos.

¿Cuáles son los factores de riesgo en la salud de la fuerza laboral en México? Esta pregunta nos llevó a hacer un ejercicio de investigación -que encabecé- en 22 empresas de la Ciudad de México.


Para eso, se necesita recolectar y analizar información de grupos representativos Así pueden diseñarse estrategias preventivas para eliminar o atenuar riesgos.


La muestra y el procedimiento

En marzo de 2019 invitamos a un ejercicio de vigilancia epidemiológica a 22 empresas de sectores como transformación, servicios, tiendas departamentales, industria química y automotriz.


Cada empresa invitada tiene un promedio de 625 colaboradores.

Participaron 719 colaboradores de estas organizaciones: 61% hombres y 39% mujeres, con edad media de 36.9 años. Fueron valorados en 14 factores de riesgo:


  • Metabólicos o fisiológicos (glucosa, tensión arterial, índice de masa corporal, colesterol, triglicéridos, HDL, LDL, edad metabólica y cintura).


  • Conductuales: consumo de tabaco, alcohol, sedentarismo y sueño.


  • Dieta: hábitos alimenticios, se elaboraron historias clínicas, se hizo toma de bioquímicos capilares para reconocer glucosa, colesterol y triglicéridos, mediciones somatométricas, cuestionarios sobre estrés laboral, satisfacción laboral y costos laborales.


¿Qué resultados obtuvimos?

Con las pruebas creamos cuadros estadísticos que pudieran interpretar empresas e individuos.


El ejercicio permitió reconocer riesgos de costos laborales y dar un diagnóstico preciso a cada persona.


El mayor número de pacientes con riesgo de enfermedades o padecimientos son del sexo masculino. Predomina el consumo de alcohol y tabaco, sedentarismo, malos hábitos alimenticios y de sueño.


La hipertensión arterial está más presente en el sexo masculino: ellos obtuvieron 19% de hipertensión grado 1 (de bajo perfil), mientras que los dos sexos juntos representan 24%.


En sobrepeso y obesidad encontramos 71% en hombres y 70% en mujeres: siete de cada diez colaboradores de las empresas tienen sobrepeso.


La glucosa elevada presentó más prevalencia en el sexo masculino (40%). En el colesterol hubo más alteración en el sexo femenino (26%). Los triglicéridos no representan un problema significativo: el 50% de la población presenta niveles de rango normal.


La hipo-alfa lipoproteinemia (disminución de HDL, “colesterol malo”) presentó índices altos en ambos sexos (77% en hombres y 66% en mujeres). La hipercolesterolemia por LDL (“colesterol bueno”) se presentó en el 50% de la muestra.


Respecto al estrés, el 70% presenta estrés leve o moderado.


En conclusión, el 74% de la población examinada presentó tres o más factores de riesgo que incrementan el riesgo cardiovascular.


Esto no quiere decir que estas personas ya tengan un padecimiento cardíaco, pero si existe la posibilidad de que lo padezcan.


Efecto del trabajador sano, pero…

Al evaluar en conjunto estos factores de riesgo y estableciendo un indicador de nivel de salud para la población evaluada y la población nacional, encontramos una diferencia del 9% a favor de la población empresarial, es decir, tiene un menor riesgo a su salud.


Esta diferencia se debe a lo que se conoce en los estudios de enfermedades laborales como el “efecto del trabajador sano”, el cual consiste en que las personas con empleo tienen mejores niveles de salud que las desocupadas.


El fenómeno se refleja en el estudio: hay mejor nivel de salud en la muestra, en comparación al representativo nacional.


Pero esta población también manifiesta riesgo de sufrir alteraciones metabólicas y cardiovasculares. A mediano plazo hay riesgo alto para desarrollar enfermedades crónico-degenerativas.


¿Cómo les sirve este estudio a las empresas? Además de dar indicadores epidemiológicos y estadística, les permite calcular costos laborales que provienen del ausentismo, presentismo e incapacidades, además de pagos de seguros y servicios de salud.


Les permite diseñar e implementar campañas que ayuden a controlar posibles futuros adversos.



Fuente: Forbes

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